La generación 2024–2025 de MATI concluyó su proceso formativo con una ceremonia presencial que reunió a 49 mujeres empresarias que, durante un año y medio, fortalecieron sus habilidades personales y empresariales. Este espacio representó un momento significativo para reconocer su esfuerzo, evolución y dedicación.

La graduación se llevó a cabo en el auditorio de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco, con la presencia de aliados de las diferentes sedes de esta generación, entre ellos Rodrigo González, director del CDC 22; Hilda Manzo Déniz, coordinadora del Proyecto de Adultos de Comunidad Crece A.C.; y Ena Stephanie Covarrubias Pineda, directora de Comunidad Crece A.C. en Zapopan.

Durante la ceremonia, se entregaron diplomas a las emprendedoras como reconocimiento a la culminación del proceso formativo y al desarrollo de sus negocios. Fue un momento lleno de emoción, alegría y orgullo. Entre aplausos, felicitaciones, lágrimas de felicidad y abrazos, las familias celebraron el talento y la determinación de las graduadas.

La jornada se convirtió en un espacio de inspiración y comunidad, reafirmando el compromiso de MATI con el empoderamiento y la autonomía económica de las mujeres.

El objetivo principal de Proyecto MATI es identificar el potencial, las ideas y los talentos de mujeres —especialmente aquellas en contextos de vulnerabilidad— para acompañarlas en la creación y fortalecimiento de microempresas que mejoren su calidad de vida, su autonomía económica y la de sus familias.

Desde su creación, MATI Presencial ha graduado a 118 mujeres cuyas iniciativas abarcan una gran diversidad de giros: producción artesanal, alimentos, servicios, productos de diseño, entre otros. Cada proyecto refleja la historia, los intereses y el contexto de sus creadoras.

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Uno de los momentos más emotivos ocurrió durante el discurso de Griselda Olvera, alumna de MATI presencial sede Tonalá, quien compartió:

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“Formamos una comunidad donde nos presentamos sin máscaras y encontramos aceptación, porque todas llegamos cansadas buscando un espacio para ser nosotras mismas, sin la etiqueta de ser mamá, de ser ama de casa, esposa, hermana, hija”.

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“Somos mujeres diversas y únicas. Somos ejemplos de resiliencia, valentía y amor… porque reúne mujeres con diferentes proyectos, diferentes formas de ver y vivir la vida, y eso es lo que hace nuestro camino como emprendedoras”.

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Y finalizó con un llamado sororo:

“Formemos una red de seguridad entre todas. Reconozcamos nuestro sufrimiento, amemos a la persona en que nos hemos convertido, valoremos el camino que hemos recorrido y que nos trajo hasta aquí… todas somos hermanas de sueños y valentías. Es tiempo de mujeres. Es tiempo de mujeres MATI”.

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El acompañamiento de MATI continúa más allá de la graduación. A través de Tribu MATI, una red de seguimiento para egresadas de la modalidad presencial y virtual, las mujeres participan en espacios de actualización, mentorías, talleres complementarios y oportunidades para presentar y vender sus productos en bazares y eventos de exhibición.

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La graduación reafirma la fuerza de esta comunidad: una red de apoyo entre mujeres que reconoce el valor del crecimiento personal y el poder del emprendimiento colectivo.

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